
Encontrado por Saurio en Palermo, cerca del Viaducto Carranza, el 14 de diciembre de 2005.
No sé qué pensarán ustedes, pero a mí me daría cosa ir a un peluquero (perdón coiffeur) que se encomienda a Dios para publicitar sus servicios. Es como si me dijera "Si Dios quiere, el corte me va a salir bien".
¿Y si Dios no quiere?
¿Eh?
¿Voy a poner mi cabellera en manos de una divinidad caprichosa e iracunda?
¡Oh my God!